Somos lo que pensamos

La neurociencia afirma que las emociones influyen en las decisiones de los seres humanos; la razón no es tan objetiva como creíamos, prueba de ello, es la forma tan variada de interpretar el mundo que tenemos.

Entre lo que percibimos y sentimos, media la interpretación, es decir, nuestros pensamientos, esa contrucción tan íntima de nuestra realidad, que gracias a nuestras experiencias y el conocimiento que adquirimos llega a tomar rango de verdad.

Sin embargo, esa ‘verdad’ puede trastocarse y convertirse en un remedo absurdo de una novela tragicómica, que nos puede condenar a la soledad más absoluta o a vivir amargados, llenos de limitaciones, y todo, porque no interpretamos el mundo (a los demás) en su medida justa.

Si de niño siempre te la pusieron fácil, si mamá y papá estuvieron contigo cada vez que tropezabas, si la culpa siempre era de otros y no tuya, y te cumplían todos tus caprichos era obvio que cuando crecieras ibas a exigir, adulto ya, que los demás reaccionarán igual.

Por otro lado, si fuiste maltratado abandonado, tu hogar carecía de amor, te sobre exigían, criticaban y hasta ignoraban, el papel de víctima difícilmente lo puedes dejar de interpretar.

En su libro «El arte de no amargarse la vida» el psicólogo cognitivo Rafael Santandreunos habla del peor enemigo que él y sus colegas deben enfrentar al reeducar a las personas en su forma de interpretar el mundo: el neuroticismo, «es decir, el arte de amargarse la vida mediante la tortura mental».

Uno de los principales planteamientos de Santandreu es que la vida es para disfrutarla, sin embargo el miedo, el aliado más fiel de la neurosis, es el verdadero responsable de que muchas personas sean infelices. «La neurosis es un freno a la plenitud, y la salud emocional un salvoconducto a la pasión y la diversión», afirma el psicólogo.

Este freno, al contrario de lo que pensamos, no es causado por las emociones negativas en si, sino por algo que yace en nuestro interior: nuestro diálogo interno.

Epicteto un filoso griego afirmaba, hace ya bastante tiempo, que «no nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que sucede». Según él, que nos haya dejado nuestra pareja, no nos afecta en si, sino todo lo que nos decimos al respeto. Dependerá, de nuestro diálogo interno, la forma como reaccionemos, ya sea con la depresión más profunda o con un estado de furia imparable.

Al igual que el griego la psicología cognitiva está convencida que la forma de salir de ese estado neurótico no está en controlar las emociones, sino, en enseñar a las personas a sostener una diálogo interno constructivo que los ayuden a estar en equilibrio, y no dejarse arrastrar a un estado de infelicidad constante, irracional u exagerada.

Esto que suena fácil decirlo, requiere de una ardua práctica, porque imagínate, no puedes cambiar años de interpretar al mundo como un lugar gris, en un segundo. Pero tampoco, es imposible, y aunque no es mi propósito darte recetas o fórmulas mágicas, creo que sí puedo darte un consejo, analiza tus pensamientos cada día, identifica los negativos, catastrofistas, irracionales y también los mezquinos, y busca reemplazarlos. Por supuesto, al inicio no será fácil, pero todo hábito requiere disciplina, esfuerzo y dedicación.

Somos lo que pensamos, por eso tenemos el poder de cambiar nuestra vida o de arruinarla, todo depende del cristal con que decidamos interpretar el mundo. Esto fue el Profe Mundus Artis.

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