En el post anterior, compartí con ustedes algunos de las ideas de Jeff Hawkins sobre la inteligencia y creatividad. Para Jeff la inteligencia es la capacidad de nuestro cerebro de hacer predicciones (plantearse hipótesis), al crear nuestro modelo del mundo, en base a la información captada por nuestros sentidos.
Como la creatividad es la manifestación directa de este proceso, al ser la habilidad de pensar ideas útiles para resolver problemas, concluimos que todos podemos ser creativos, sin embargo, una duda quedó en el aire, cómo podemos desarrollar nuestra creatividad.
Hawkins afirma, y lo puse de manifiesto en el post, que nuestro grado de creatividad no solo depende de nosotros, sino a lo que hemos estado expuestos, aquí nuestras experiencias, conocimientos, aprendizajes e interacción con nuestro entorno juega un papel fundamental. Si sabemos más sobre un área determinada seremos más creativos en ella.
Pero crear no es solo cuestión de pensar, también de interpretar y sentir. La neurodidáctica ha puesto sobre los reflectores el papel crucial que juegan las emociones en el aprendizaje, por eso Francisco Mora título su libro “Neuroeducación: solo se aprende aquello que se ama”.
Entonces, para desarrollar nuestra creatividad debemos experimentar todo el tiempo, poniendo énfasis en lo que nos apasiona, descubriendo en que somos más hábiles, escuchando siempre a los demás, analizando la información recogida, aceptando que el error es parte del proceso, y que debemos estar dispuestos a desaprender para poder aprender cosas nuevas, de esa forma, podemos dar rienda suelta a nuestro espíritu creativo, y resolver cualquier problema.
Por eso mis estimados colegas, la tarea que se nos presenta en este siglo es dejar de impartir conocimiento, para INSPIRAR a nuestros alumnos a descubrir su potencial creativo.
Esto fue El Profe Mundus Artis