¿Cómo desarrollamos nuestra creatividad?

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En el post anterior, compartí con ustedes algunos de las ideas de Jeff Hawkins sobre la inteligencia y creatividad. Para Jeff la inteligencia es la capacidad de nuestro cerebro de hacer predicciones (plantearse hipótesis), al crear nuestro modelo del mundo, en base a la información captada por nuestros sentidos.

Como la creatividad es la manifestación directa de este proceso, al ser la habilidad de pensar ideas útiles para resolver problemas, concluimos   que todos podemos ser creativos, sin embargo, una duda quedó en el aire, cómo podemos desarrollar nuestra creatividad.

Hawkins afirma, y lo puse de manifiesto en el post, que nuestro grado de creatividad no solo depende de nosotros, sino a lo que hemos estado expuestos, aquí nuestras experiencias, conocimientos, aprendizajes e interacción con nuestro entorno juega un papel fundamental. Si sabemos más sobre un área determinada seremos más creativos en ella.

Pero crear no es solo cuestión de pensar, también de interpretar y sentir. La neurodidáctica ha puesto sobre los reflectores el papel crucial que juegan las emociones en el aprendizaje, por eso Francisco Mora título su libro “Neuroeducación: solo se aprende aquello que se ama”.

Entonces, para desarrollar nuestra creatividad debemos experimentar todo el tiempo, poniendo énfasis en lo que nos apasiona, descubriendo en que somos más hábiles, escuchando siempre a los demás, analizando la información recogida, aceptando que el error es parte del proceso, y que debemos estar dispuestos a desaprender para poder aprender cosas nuevas, de esa forma, podemos dar rienda suelta a nuestro espíritu creativo, y resolver cualquier problema.

Por eso mis estimados colegas, la tarea que se nos presenta en este siglo es dejar de impartir conocimiento, para INSPIRAR a nuestros alumnos a descubrir su potencial creativo.

Esto fue El Profe Mundus Artis

Arte: una asignatura que despierta emociones

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Casa del Libro

Como asignatura escolar, el arte, goza de poca popularidad entre aquellos ‘especialistas’ que pugnan por elevar los estándares de la educación. En algunas escuelas se ha llegado al extremo de eliminarlo del plan de estudios, y otras, han reducido sus horas de dictado a la mínima expresión.

En España, por ejemplo, se tomó la decisión de volverla asignatura opcional y esto debido a que según José Ignacio Wert ideólogo de la reforma educativa española conocida como LOMCE, «hay asignaturas que distraen».

Sin embargo, para Ken Robinson, autor de Escuelas Creativas, “las artes cultivan las cualidades de la experiencia humana. A través de la música, la danza, las artes visuales, el teatro, etcétera, damos forma a lo que sentimos y pensamos sobre nosotros mismos y a cómo experimentamos el mundo que nos rodea”.

Si su papel en el desarrollo humano es tan importante por qué ninguneamos a esta asignatura, la respuesta está en la forma como entendemos la educación. Lo académico es visto como la clave del éxito y la universidad el colofón perfecto de una vida provechosa entregada al conocimiento y a la razón, lejos de las emociones que son entendidas como un obstáculo. Por ejemplo en Estados Unidos las asignaturas más importantes son STEM: science, technology, engineering y mathematics (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

Para Robinson, sin embargo, este modelo va en contra del verdadero propósito de la educación, pues apostar solo por el desarrollo académico de los alumnos es negar el carácter humano de la misma. “El objetivo de la educación es preparar a los jóvenes para la vida después de la escuela ayudándolos a desarrollar los recursos mentales, emocionales, sociales y estratégicos que les permitirán disfrutar de los desafíos y hacer frente a la incertidumbre y a la complejidad de la existencia” apunta el experto inglés.

En este punto entra a tallar uno de los principales descubrimientos de la Neurociencia aplicado a la didáctica, solo podemos fijar algo en nuestra memoria si existe una emoción de por medio. Es decir el aprendizaje no es mecánico, y no solo depende de la repetición, también de lo que nos puede llegar a asombrar o despertar la curiosidad.  “Desde que somos mamíferos hace más de 200 millones de años, la emoción es lo que nos mueve. Aquello que nos extraña, no nos resulta monótono. Ahí se abre la ventana de la atención, imprescindible para aprender”, afirma, Francisco Mora autor de “Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama”.

Si el arte despierta emociones, y a su vez, ellas nos permiten aprender, por qué no darle la importancia que se merece en los planes de estudio. Por ejemplo, la Academia de Arte de Boston que funciona como una escuela pública piloto basa su enseñanza bajo los conceptos que enseñan las artes: perseverancia, colaboración, creatividad, visión y voz propia.

Según Anne Clark, directora de la academia sus alumnos “están dispuestos a arriesgarse, a imaginar, a esforzarse, a colaborar. Aceptan críticas, lo cual es una parte muy importante de la una educación basada en las artes”.

Para Clark la educación no se debe basar en una forma específica “marcando casillas y esperando a saber la nota” eso no trae buenos resultados.

Ante tantas reflexiones a favor del arte y su facilidad para despertar las emociones en las alumnos necesarias para aprender, me preguntó ¿se podría enseñar cualquier materia utilizando el arte como metodología? Eso lo trataremos de responder en el siguiente post.

Esto fue, El Profe Mundus Artis.