El dinero es importante, no determinante

Cuando uno es niño no siente del todo la diferencia de tener o no tener dinero, a menos que sufra una situación de pobreza extrema o haya aprendido de los adultos a diferenciar a la gente por sus condiciones de vida. Sin embargo, cuando uno llega a la adolescencia las cosas cambian, empiezas a notar que los amigos se visten mejor que tú, tienen útiles más costosos o sofisticados, empiezas a ver qué tu casa es más pequeña, y «N» cosas más.

Ese fue mi caso, aunque no éramos pobres, mis padres nunca se preocuparon por vestirme a la moda o tener cosas sofisticadas en casa. Su mayor preocupación siempre fue mi educación, ahí si invertían, y en serio. Por eso, acabé yendo a un colegio de prestigio, en dónde me rodeé de gente con mayores ingresos económicos. Esa primera experiencia percibiendo socialmente cómo el dinero impacta en la vida de las personas me marcó, y me llevó a querer también yo tener un estatus social de comodidad.

Cuando terminé mis estudios universitarios, y empecé a buscar oportunidades de trabajo me di cuenta que hasta ese momento había vivido una ilusión -sí, una maldita ilusión-. Acceder a un empleo formal en el Perú es todo un reto, debido a que acabar tus estudios con excelentes notas, contar con decenas de cursos extracurriculares, y hasta prácticas pre profesionales, NO te aseguran conseguir una buena oportunidad laboral. Si tienes suerte, a la primera, conseguirás una práctica profesional en donde te remuneren con el sueldo mínimo, pero al comenzar a vivir «como adulto» te darás cuenta de una verdad universal, el dinero no alcanza, y menos en un país donde el sueldo mínimo es 1025 soles (unos 273 dólares al cambio), y el costo de canasta básica, fuera de los servicios básicos, es el doble.

Aun así, uno no renuncia al sueño de la ansiada comodidad, y busca como sea alcanzarla, claro siempre por el camino de la legalidad, porque lo fácil tampoco, tampoco (esto va dedicado a mis amigos Doble K)…es ahí cuando uno se ve seducido, porque así es esto, por la cultura del emprendimiento, que es más que una simple forma de vida, es una especie religión que te ofrece el camino directo a la estabilidad económica, y por qué no, a la mansión de tus sueños.

Un emprendedor es esa persona que se sobrepone a sus propias limitaciones sociales, y logra montar su propia idea de negocio, ya sea creando un producto o servicio innovador, o descubriendo una nueva forma de resolver un problema. Como toda secta, siempre hay quienes es tan convencidos hasta el tuétano del nuevo credo, y quienes se aprovechan de esa inocencia para sacar agua para su molino. Al haber tantos emprendedores, era natural que surja algunos tipos de emprendedores cuyo público objetivo sean los propios emprendedores (no te marees sigue leyendo), nos estamos refiriendo a los «Coach financieros», «Coach de vida» y «Coach del mundo digital». Todos ellos tienen «recetas mágicas» para lograr el éxito profesional, personal y empresarial, una serie de pasos o rituales, que, si uno los sigue a consciencia, lo convertirán en el próximo «millonario».

Cada vez que discutimos esto en familia, asoma un comentario muy crudo, pero real, «si realmente funcionara sus recetas ellos serían millonarios, y no tendrían que andar por ahí seduciendo a cuanto incauto puedan». Esto provoca un intenso debate porque en la familia hay quienes siguen a estos «profesionales» como apóstoles, pero vamos, su promesa de la vida eterna, transformada en tener el dinero suficiente para no preocuparte por nada es muy seductora.

Ahora bien, volviendo mi propia experiencia, yo también caí en las fauces de esta nueva religión, aunque mi experiencia fue más parecida a los 40 días, y 40 noches de Jesús en el desierto que la vida de Adán y Eva en el paraíso, claro antes que la serpiente les vendiera un curso de autoayuda; un libro con una receta mágica; una terapia para sanar tu niño interior, con el apoyo de las constelaciones, muñequitos terapéuticos, biomagnetismo; o simple y llanamente escupiéndote agua de ruda con flores en el cuerpo (si tú eres alguien que ofrece esos servicios disculpa la verdad disfrazada de ironía).

Para sacar adelante mi emprendimiento, mi esposa y yo tuvimos que trabajar duro y parejo, pasamos de recibir 34 soles, a poder pagar las cuentas, y tener una vida de adultos, y no de arrimados. Todo a punta de tesón, nada de recetas mágicas ni cosas raras de esta deformación del emprendimiento que algunos quieren imponer.

Por supuesto, que en medio de este «Gran Bazar» de ideas, ideítas e ideotas, siempre se debe tomar lo mejor, aunque a veces sea difícil separar la paja del trigo, o se logre pasar un camello por el ojo de una aguja. Soy honesto yo siempre quiero quemarlo todo, mi esposa es más tolerante y saca lo positivo de escuchar a estos mercachifles, ella encuentra siempre algo que aprender o desaprender, una mujer muy sabia.

Regresando al tema del dinero, a lo largo de esta experiencia de construir una empresa en estos casi 13 años, sobreviviendo a la pandemia, y apostando todos nuestros ahorros para volver a empezar, no de cero, pero sí de nuevo, he entendido, que el dinero es importante si para vivir bien, resolver problemas y darle mejores oportunidades a la nena; sin embargo, jamás podrá ser determinante para juzgar a otro, minimizarlo, ni tacharlo de conformista por no tenerlo.

Tampoco puede ser la fuente de la felicidad absoluta, ni tu meta en la vida tenerlo, ni vivir angustiado por lo que no tienes, o peor aún, vivir angustiado por perder lo que tienes. El dinero no puede dirigir tu vida, ni trazar tus metas, ni fijar tus limites, menos volverte una sanguijuela, y vivir pegado de quien lo tienen.

El dinero es una herramienta, mientras lo tengas claro, sabrás utilizarla sabiamente, y serás cínicamente feliz. Esto fue El Profe Mundus Artis, este es contenido exclusivo compártelo si te gusto.

Entramos de vacaciones…

Hola amigos, este año 2022 decidí regresar con fuerza a la redacción de notas sobre educación, marketing digital, diseño, ciencia, salud, comunicación y desarrollo humano temas que me apasionan, y sobre los cuales, me encanta compartir con usted todo lo que voy descubriendo.

Uno de los retos que me planteé al regresar era aumentar el volumen de publicaciones, y aunque fue abrumador, pude cumplir cada día con una nota diaria. Si, lo hice YUPI!!!!

Lamentablemente mi país-mi amado Perú- está pasando por una situación política complicada debido a la poca o nula compresión de la realidad de sus políticos, tanto de izquierda como derecha, que anteponen sus intereses a los de la nación. Por eso si quieres seguir leyendo las cosas que escribo te invito a que me sigas por Twitter (@Alexsander_pe) donde estoy muy activo en estos días.

¿Por qué el título dice vacaciones? Bueno es porque he decidido dármelas, creo que me las merezco, aunque este regreso fue muy satisfactorio, también fue algo agotador, y como estoy en cierre de varias actividades de mis otros trabajos, y empezando uno nuevo, ya les contaré, decidí darme un respiro para reorganizarme mejor.

Por eso amigos, este post es un hasta luego, y el motivo perfecto para agrecerte por leerme y compartir lo que escribo. Quiero desearles una ¡Feliz Navidad! y un venturoso año nuevo…saludos, les mando un abarzo eterno, hasta enero…